Cuando recordamos nuestra etapa escolar, solemos evocar matemáticas, ciencias o idiomas, pero rara vez pensamos en lecciones sobre gestión responsable de recursos. Esta omisión tiene consecuencias profundas que afectan nuestra vida adulta y nuestro bienestar financiero.
La brecha de la educación financiera
En la actualidad, solo el 30% de los colegios incluye educación financiera en su currículum; esto significa que el 70% de los estudiantes no recibe formación financiera formal en la escuela. Como resultado, aproximadamente tres de cada diez jóvenes carecen de herramientas básicas para manejar su dinero de manera informada.
Las cifras revelan que el 40% de los jóvenes españoles no sabe interpretar correctamente una nómina ni calcular un porcentaje, lo que les impide entender el coste real de un préstamo o una rebaja. Esta carencia inicial los coloca en desventaja al incorporarse al mundo laboral y, a largo plazo, puede traducirse en pérdidas económicas significativas.
Temas olvidados en el currículo escolar
Existen conceptos fundamentales que rara vez se enseñan o se abordan de manera superficial. Entre ellos destacan:
- Funcionamiento de tarjetas de crédito, intereses compuestos y deudas de consumo.
- Elaboración de un presupuesto personal y su importancia para no sobreendeudarse.
- Interpretación de una nómina: impuestos, deducciones y ahorro.
- Comparación de préstamos: TAE, plazos y comisiones bancarias.
- Planeación de ahorros a mediano y largo plazo: metas para la jubilación o compra de vivienda.
- Conceptos básicos de inversión: tipos de activos y riesgo asociado.
Se trata de habilidades prácticas que, de adquirirse desde la infancia, posibilitarían decisiones financieras más acertadas y reducirían la dependencia de fuentes de información inexactas o poco confiables.
Causas de la ausencia de contenidos financieros
La falta de educación financiera en las escuelas responde a factores estructurales. En muchos países, las decisiones curriculares se toman a nivel estatal o local, y no existe un mandato claro que obligue a incluir estos contenidos. Además, las pruebas estandarizadas priorizan asignaturas tradicionales como matemáticas y ciencias, relegando temas transversales al margen del plan de estudios.
Cuando se implementa educación financiera, suele ser optativa y de bajo impacto. Esto reduce su alcance y perpetúa las diferencias entre quienes tienen acceso a cursos extraescolares y quienes dependen únicamente del programa oficial.
Consecuencias personales y sociales
La carencia de formación financiera no solo repercute en el individuo, sino en todo su entorno. Dentro de la familia, los hábitos y carencias se reproducen, generando un ciclo que puede durar generaciones.
Estudios demuestran que, por falta de conocimientos, un cuarto de la población puede perder en promedio más de $30,000 a lo largo de la vida. A esto se suman dificultades para negociar contratos, controlar gastos cotidianos y planificar objetivos de ahorro. La falta de experiencia con productos bancarios expone a los jóvenes a atraer costos ocultos y a endeudarse sin comprender plenamente las implicaciones de sus decisiones.
Soluciones y pasos a seguir
Para cerrar esta brecha, es imprescindible que gobiernos, instituciones educativas y organizaciones de la sociedad civil colaboren en el desarrollo de un programa sistemático y obligatorio de educación financiera desde edades tempranas.
- Incorporar módulos de finanzas prácticas en la currícula básica, con contenidos progresivos por nivel.
- Formación continua para profesores, garantizando que tengan las herramientas necesarias.
- Alianzas con entidades bancarias y fundaciones para impartir talleres interactivos.
- Evaluaciones periódicas que midan el nivel de comprensión y permitan ajustes tempranos.
Además, los padres y tutores pueden complementar estas iniciativas hablando de dinero en casa, compartiendo experiencias reales y promoviendo hábitos de consumo responsable.
La OCDE y diversas organizaciones internacionales coinciden en que la educación financiera temprana genera mejores habilidades para afrontar imprevistos, reduce la propensión al endeudamiento excesivo y fomenta el ahorro y la inversión inteligente. Estamos ante una oportunidad histórica para transformar el futuro económico de las nuevas generaciones.
En definitiva, lo que no enseñan en la escuela sobre dinero no debe condicionar nuestras decisiones. Tomar acción ahora, juntos y de manera colaborativa, es el paso esencial para construir una sociedad más informada, próspera y consciente de su poder financiero.
Referencias
- https://www.debt.com/es/noticias/escuelas-no-ensenan-educacion-financiera-correctamente/
- https://www.nationaldebtrelief.com/es/blog/financial-wellness/financial-education/financial-education-not-part-of-curriculum/
- https://www.yotepresto.com/blog/cinco-lecciones-financieras-que-no-nos-ensenaron-en-la-escuela-parte-i
- https://www.bbva.com/es/es/por-que-la-educacion-financiera-no-es-una-asignatura-en-el-colegio/
- https://www.eleconomista.es/actualidad/noticias/13012856/10/24/el-70-de-los-colegios-no-incluye-la-educacion-financiera-en-el-curriculum-escolar.html
- https://www.fundssociety.com/es/noticias/regulation/financial-literacy-should-be-taught-in-schools/